lunes, 24 de marzo de 2014

Mi Camino de Santiago particular - Un relato cargado de emociones (1ª PARTE)

Hace unos días, ordenando el cajón de la mesilla de noche en casa de mis padres topé con un pequeño cuaderno azul que, de inmediato, me arrancó una sonrisa de oreja a oreja. Mi mente tardó un segundo en rescatar de lo que se conoce en Psicología como memoría a largo plazo (en el vocabulario de andar por casa, el baúl de los recuerdos), la procedencia de la recién citada libreta. La adquirí en una papelería en Ávila allá por abril de 2012, días antes de embarcarme en la que sin duda sería una de las mejores experiencias que he tenido hasta la fecha: El Camino de Santiago.
Organizado en su totalidad por mis compañeras y sin embargo amigas, Marta y Lorena. 7 días de caminata y compañía inmejorables que me permitieron plasmar algunos sentimientos y emociones en el papel in situ.
Una vez hecha la presentación pasaré a transcribir de forma literal todo lo que me pasó por la mente, con fechas y horas incluidas.

21-04-2012    23:45
Primer día de trayecto y he de admitir que me encuentro considerablemente cansado. Sin embargo no es un cansancio físico, podría decirse que más bien padezco de agotamiento mental. Dormir en una habitación con más de cinco personas y en literas no es mi fuerte... ¡Menuda noche de vigilia que viví en el albergue de Triacastela la pasada noche! Hoy no se repetirá la historia.
Voy a resumir con unas breves palabras lo que he sentido en la jornada de caminata. Un total de 20 km, entre los pueblos de Triacastela y Sarriá. Paz, una calma interior que jamás había imaginado; Felicidad, por poder estar aquí viviendo esta experiencia con los compañeros; Sueño, mucho sueño, motivo por el que me despido hasta mañana. Good night.
22-04-2012      08:10
¡Ya en pie, desayunado y limpio! Listo para una nueva jornada... aprovecho que aún algún compañero más coqueta de la cuenta no está listo para inmortalizar algunos momentos más del día de ayer.
Llegamos al Monasterio albergue "La Magdalena" sobre las 14:30. Como era de esperar había dos dormitorios de grandes dimensiones, uno para chicas y otro para chicos. Según el recepcionista el albergue llevaba abierto al público un año escaso, tras haberse acometido una gran reforma que no pasaba desapercibida.
Soltamos las mochilas y Rober, Guadalupe, Juanma, Jose y yo partimos de inmediato rumbo al pueblo en pos de un buen menú del día.
El sitio elegido a raíz de un bien escaso debate (la barriga nos sonaba a todos) respondía al nombre de Mesón O'Tapas. De primero, una pasta casera exquisita. De segundo, Guadalupe y yo, haciendo alarde de nuestras esbeltas figuras (más la suya que la mía xd), pedimos merluza con ensalada. De postre, para no alterar esa dieta saludable, comimos piña.
Una vez cubierto el apartado alimentación, como todo buen español que se precie, la siesta vino a llamar a mi puerta. Los europeos se sorprenden de nuestra pereza pero toda buena costumbre va respaldada por una explicación cientifica probada, contrastada y todo participio que te venga a la mente e implique irrefutabilidad. El cuerpo humano, tras una comida copiosa, concentra toda su energía en la digestión, por lo que sentimos un cansancio inusitado.
Con la explicación de esta costumbre tan española cubierta prosigo con mi relato. El descanso dura escasos 20 minutos, mucho jaleo y alboroto (los nervios y la excitación propias de los primeros días). Algo que me soprende muy gratamente del albergue es la potencia de las duchas. Para mí es imprescindible en la consecución de una vida plena... xd. Me dejo en el tintero todo el recorrido de ayer, pero prometo acometerlo tan pronto como sea posible. Me despido que se han cambiado las tornas, los coquetas me están metiendo bulla a mí.
22-04-2012    12:06
Con algo más de medio camino completado, para ser más concretos un total de 12km de los 20 que unen Sarriá con Portomarín, decido hacer una parada en un precioso prado. Aquí en Galicia todo es un regalo para los ojos, mires donde mires ves tranquilidad, sosiego, naturaleza. El sonido de los pájaros solamente se ve interrumpido por algún grupo de peregrinos que conversa en un tono más elevado de lo considerado como aceptable.
Bien, hecha la introducción llega el momento de retrotraerse al día de ayer (lo prometido es deuda). Entre el tan esperado derbi y el trasiego y nerviosismo del primer día de ruta, no dispuse del tiempo que hubiera deseado dedicar a este diario. Como no, describí la comida y el descanso (mis grandes pasiones), dejando en el tintero lo más importante: la ruta y las emociones que consigo trajo.
En la jornada de ayer partimos del albergue Roberto, David, Juanma y yo, siendo aproximadamente las 09:30 de la mañana. Las primeras sensaciones fueron harto satisfactorias, se respiraba gran excitación en el ambiente. David contaba como hace 15 años había completado la misma etapa.
Cogimos el camino corto, ya que la noche anterior el dueño del albergue nos dijo que era la ruta más bonita. La otra opción, de unos 27 kilómetros, tenía el atractivo de pasar junto a un Monasterio, pero por lo demás no parecía merecer tanto la pena.
Volviendo a esos primeros instantes, en los que las bromas y el humor dominaban la conversación, un gran gozo me invadió tomando posesión de mis sentidos y mi conciencia. ¿Cómo podría describir la tremenda felicidad que en ese momento corría por mis venas? Recordaba como si fuera ayer aquel jueves de abril de 2010, en una pequeña iglesia de Córdoba junto con mis padres, cuando prometí hacer el camino de Santiago si mi sueño de convertirme en Inspector de Policía se hacía realidad. Exactamente dos años después aquí me encontraba, para no faltar a mi palabra, rodeado de compañeros y bromas fáciles que hacían el camino muy llevadero.
40 minutos escasos habían transcurrido cuando, sin previo aviso, rompió a llover. Al principio chispeaba levemente y continuamos caminando en grupo, pero al rato comenzó a llover a cántaros y lo que parecía ser un compacto pelotón, se seccionó.
David aligeró el paso, haciendo alarde de esa paciencia inquebrantable que le caracteriza (ironía...xd), mientras Roberto y Juanma se descolgaban hasta perderse en el horizonte. Yo quedé "entre dos aguas", nunca mejor dicho.
¡Ni se imagina mi madre cuánto pude acordarme de ella en esos instantes! Aquel sábado de Semana Santa cuando, gracias a su temible insistencia y a ese instinto de protección del que sólo ellas disponen, me "obligó" a comprar un gran poncho que incluso cubriera la mochila. Eternamente agradecido Mariví.
Y fue ahí cuando comenzó mi camino personal, la senda de reflexión y oración que se erige en el principal motivo por el que estoy aquí. Los que me conocéis sabéis de mi fé, la cual heredo de mis padres a mucha honra.
Fue entonces cuando me puse en oración con Dios y compartí con él las tres peticiones que ansiaba ver satisfechas como premio al gran sacrificio. La primera versa sobre la mujer de mi vida, Esther. Lo ha dejado todo para venirse a España conmigo, renunciando a su carrera, familia y amigos y así juntos poder disfrutar el intenso amor que nos profesamos. Que encuentre su sitio aquí, conozca a mucha gente que la quiera y algún día mi optimismo se le pueda contagiar. Sabe que estaré a su lado para lo que necesite.
En segundo lugar, y no por ello menos importante, se encuentra mi abuelo Ángel que en paz descanse. Él lo ha significado todo para mí, ha sido y será siempre mi referencia y mi mentor. Acógelo en tu seno y perdona todos los pecados que en vida haya podido cometer.
Por último, pongo en tus manos a mi hermano Carlos. Él es una de las personas más importantes de mi vida y se merece lo mejor. Ayúdalo a encontrar su sitio, aquel que le haga feliz, sea aquí o en otro país del globo.
Cambiando de tercio, y de vuleta a las sensaciones de la primera etapa, todo podría resumirse en una palabra: Tranquilidad. Un camino de naturaleza ideado para que el peregrino se encuentre a sí mismo. ¡Qué pueblos más bonitos! La mayoría consistentes en un par de casas, establos para el ganado y una pequeña capilla. Todo aquí está dispuesto para dedicarse por completo a la reflexión. Y tras la tempestad siempre llega la calma.
22-04-2012    17:30
Decía que tras la intensa lluvía el cielo se despejó milagrosamente para dar paso a un caluroso sol. Como veréis, y tras terminar la segunda etapa, sigo describiendo el primer día (no quiero dejarme nada en el tintero). Espero ponerme al día lo antes posible.
Vuelta al clima cambiante del primer día: en mi solitaria andadura, hice un alto en el camino para extraer de la mochila las gafas de sol y en su lugar, introducir el polar.
Llegué a un aislado pueblo con un bar (sí, sí, la vista no os ha jugado una mala pasada. Resulta que en España los pueblos se fundan con bares, xd). Las casas, de piedra antigua y aparentemente muy fría en su interior, quedaban a ambos lados de la calle principal. Decidí hacer una parada en este humilde bar del pueblo llamado Aguiada para sellar mi credencial de peregrino, y así, una vez en Santiago, si todo transcurre sin sobresaltos, poder solicitar la ansiada compostelana.
De paso compré una bolsa de frutos secos para obtener ese extra de energía que me llevaría a completar el último tramo de etapa.
CONTINUARÁ...




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