Buenos días bloggers! Después de varios meses de inactividad vuelvo a escena... Qué difícil es encontrar un hueco libre en esta sociedad del estrés para sentarse, café en mano, a escribir unas líneas. Debo admitir que sigo fracasando en esto de la organización del tiempo, o será que más bien el devenir de los acontecimientos me está fallando a mí. Ocurre que por mucha planificación que haga siempre pasa algo inesperado que, de una forma u otra, me impide estar con vosotros. En el sentido virtual-literario, por supuesto.
Bien, examen de conciencia aparte, hoy en realidad he venido a hablaros de la moda del momento. No se trata de un peinado rocambolesco ni de una prenda de vestir, ni mucho menos. Se trata de un deporte en el que se suele competir individualmente, sin embargo, el compañerismo y el compromiso aparecen como sus insignias más destacadas. El título no lleva lugar a equívoco.
Hoy en día, el atletismo se ha convertido en una auténtica forma de vida. Y es algo muy novedoso y reciente. Las carreras populares se han multiplicado exponencialmente, la venta de zapatillas se ha disparado y nuestras calles están repletas de corredores populares entrenando. El deporte es salud, por lo que en una primera valoración, he de decir que la "fiebre del running" es algo muy positivo para la sociedad.
¿A qué se debe este cambio de tendencia? No hablo sólo a nivel adulto, no. Estas afirmaciones se hacen extensivas a la cantera. Es más, vamos a volcar toda la culpa de esta fiebre en los pequeños, para lo que a continuación daré los argumentos oportunos. Y es que hace bien poco, sólo el fútbol y algún que otro deporte de equipo estaban al frente de la lista de preferencias. Sin embargo, y por fortuna, la cultura es un ente cambiante.
En cada rincón del panorama nacional ha surgido un Club de atletismo. Primero los padres y madres apuntaron a sus vástagos. Tres tardes en semana de media, los acompañaban a las instalaciones deportivas de su localidad para que hicieran deporte en compañía de sus amig@s. Entre tanto, conversaban en las gradas con otros adultos, haciendo tiempo hasta que finalizara el entrenamiento. Pero esto no duraría mucho, porque un buen día alguien, con quien deberíamos estar eternamente agradecidos, sugeriría: ¿Y por qué no entrenamos nosotros también? En lugar de esperar sentados, podríamos hacer deporte y así mataríamos dos pájaros de un tiro. Además, parece que los críos se lo pasan en grande. Vamos a enfundarnos las mallas y la camiseta, a ver qué pasa...
Tachán! El mundo al revés. Los adultos imitando a los pequeños... Bendita imitación. Así fue como empezaron a surgir los grupos de entrenamiento de populares y veteranos. Poco a poco, zancada a zancada, los adultos superarían en pasión e implicación a los menores. Primero sería una carrera popular de 5 kilómetros; luego, se atreverían con un 10.000... Hasta en escasos 2 ó 3 años, asaltarían la distancia estrella en el atletismo de fondo: el maratón. Aquellos 42.195 metros que acabaron con la vida del mensajero Filípides, pero que a nosotros nos genera un sentimiento indescriptible con palabras. Siempre con cabeza y el entrenamiento adecuado, of course!
Y así es como surgió la actual fiebre del running. Parece simple y sencillo, sin embargo, el entrenamiento y el sacrificio son enormes. Los retos que el ser humano se plantea requieren, en mayor o menor medida y dependiendo de la exigencia, un esfuerzo. Este esfuerzo se sobrelleva mejor en compañía. Compartir los entrenamientos; disfrutar de conversaciones agradables que amenizan cada rodaje; poder tomarnos una cervecita fresquita en buena compañía, con la satisfacción del deber cumplido, son pequeños placeres que nos aporta esto del atletismo de fondo. Por supuesto, no podía olvidar las carreras nacionales e incluso internacionales. Los famosos y conocidos fines de semana de running. Calendario en mano, buscamos medias y maratones en enclaves del planeta que ansiamos visitar. De esta forma, tenemos la excusa perfecta para una escapada saludable.
Para concluir, considero necesario hacer una pequeña mención a la moderación. No debemos obsesionarnos con el entrenamiento ni exigirnos más de lo que podemos realmente dar. La lesión es la cara amarga del deporte, pongamos todo de nuestra parte para evitarla. Mis consejos, como runner aficionado, son: seguir planes de entrenamiento adaptados a nuestras posibilidades, reservar una sesión de fisioterapia con la periodicidad suficiente y, sobre todo, no olvidar que el descanso nos lleva a la asimilación de la carga. Los descansos son imprescindibles.
Por tanto, podemos afirmar sin equivocarnos que este deporte nos hace mejores personas. La amistad, el compañerismo, el apoyo; son valores que identifican a los corredores de fondo. Vivamos el día a día de la misma forma que afrontamos las carreras: con pasión.
Sigamos disfrutando de este precioso deporte con salud y en compañía de personas maravillosas. Hasta la próxima queridos bloggers! Y viva el running!
Hoy en día, el atletismo se ha convertido en una auténtica forma de vida. Y es algo muy novedoso y reciente. Las carreras populares se han multiplicado exponencialmente, la venta de zapatillas se ha disparado y nuestras calles están repletas de corredores populares entrenando. El deporte es salud, por lo que en una primera valoración, he de decir que la "fiebre del running" es algo muy positivo para la sociedad.
¿A qué se debe este cambio de tendencia? No hablo sólo a nivel adulto, no. Estas afirmaciones se hacen extensivas a la cantera. Es más, vamos a volcar toda la culpa de esta fiebre en los pequeños, para lo que a continuación daré los argumentos oportunos. Y es que hace bien poco, sólo el fútbol y algún que otro deporte de equipo estaban al frente de la lista de preferencias. Sin embargo, y por fortuna, la cultura es un ente cambiante.
En cada rincón del panorama nacional ha surgido un Club de atletismo. Primero los padres y madres apuntaron a sus vástagos. Tres tardes en semana de media, los acompañaban a las instalaciones deportivas de su localidad para que hicieran deporte en compañía de sus amig@s. Entre tanto, conversaban en las gradas con otros adultos, haciendo tiempo hasta que finalizara el entrenamiento. Pero esto no duraría mucho, porque un buen día alguien, con quien deberíamos estar eternamente agradecidos, sugeriría: ¿Y por qué no entrenamos nosotros también? En lugar de esperar sentados, podríamos hacer deporte y así mataríamos dos pájaros de un tiro. Además, parece que los críos se lo pasan en grande. Vamos a enfundarnos las mallas y la camiseta, a ver qué pasa...
Tachán! El mundo al revés. Los adultos imitando a los pequeños... Bendita imitación. Así fue como empezaron a surgir los grupos de entrenamiento de populares y veteranos. Poco a poco, zancada a zancada, los adultos superarían en pasión e implicación a los menores. Primero sería una carrera popular de 5 kilómetros; luego, se atreverían con un 10.000... Hasta en escasos 2 ó 3 años, asaltarían la distancia estrella en el atletismo de fondo: el maratón. Aquellos 42.195 metros que acabaron con la vida del mensajero Filípides, pero que a nosotros nos genera un sentimiento indescriptible con palabras. Siempre con cabeza y el entrenamiento adecuado, of course!
Y así es como surgió la actual fiebre del running. Parece simple y sencillo, sin embargo, el entrenamiento y el sacrificio son enormes. Los retos que el ser humano se plantea requieren, en mayor o menor medida y dependiendo de la exigencia, un esfuerzo. Este esfuerzo se sobrelleva mejor en compañía. Compartir los entrenamientos; disfrutar de conversaciones agradables que amenizan cada rodaje; poder tomarnos una cervecita fresquita en buena compañía, con la satisfacción del deber cumplido, son pequeños placeres que nos aporta esto del atletismo de fondo. Por supuesto, no podía olvidar las carreras nacionales e incluso internacionales. Los famosos y conocidos fines de semana de running. Calendario en mano, buscamos medias y maratones en enclaves del planeta que ansiamos visitar. De esta forma, tenemos la excusa perfecta para una escapada saludable.
Para concluir, considero necesario hacer una pequeña mención a la moderación. No debemos obsesionarnos con el entrenamiento ni exigirnos más de lo que podemos realmente dar. La lesión es la cara amarga del deporte, pongamos todo de nuestra parte para evitarla. Mis consejos, como runner aficionado, son: seguir planes de entrenamiento adaptados a nuestras posibilidades, reservar una sesión de fisioterapia con la periodicidad suficiente y, sobre todo, no olvidar que el descanso nos lleva a la asimilación de la carga. Los descansos son imprescindibles.
Por tanto, podemos afirmar sin equivocarnos que este deporte nos hace mejores personas. La amistad, el compañerismo, el apoyo; son valores que identifican a los corredores de fondo. Vivamos el día a día de la misma forma que afrontamos las carreras: con pasión.
Sigamos disfrutando de este precioso deporte con salud y en compañía de personas maravillosas. Hasta la próxima queridos bloggers! Y viva el running!
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