domingo, 30 de marzo de 2014

Lisboa, la decadencia y el encanto combinados a la perfección (PARTE 1)

Hello there my dear bloggers! Long time no see... para ser exactos desde el pasado 1 de enero, cuando con una entrada quise desearos lo mejor de lo mejor para este 2014 que ya está apunto de superar el primer cuarto (No cuento la transcripción de mis memorias del Camino de Santiago). Ni os imagináis cuánto cuesta retomar esto de la literatura, he de confesaros que ahora mismo me siento como una máquina que cae en desuso y cuyos engranajes rechinan por la falta de lubricante. Pero me he propuesto volver, y lo haré con una entrada sobre una ciudad peculiar.

Corría el año 2004 cuando pisé por primera vez tierras lisboetas. Lo hice en compañía de dos grandes amigos, a lo que todavía conservo y de los que ha diario presumo de tener. Ellos son la M al cuadrado, Migue y Miguelito, compañeros de borracheras y salidas varias, amigos con los que pasé tardes enteras de charla que realísticamente hablando debieron ser de estudio y en definitiva, amigos para toda la vida. Con ellos compartí mi andadura granadina. Si estás leyendo esto y en tus planes futuros entra hacer una carrera universitaria, no lo dudes, ve a la ciudad nazarí y vive su ambiente universitario, bares de tapas, encantadores calles... Para los que penséis que suena a spot publicitario he de deciros que lo es, se trata de publicidad encubierta por la que luego me pagan. No veas como me enrrollo, volvamos a lo que importa.

Bien, corría junio de 2004 y los exámenes finales estaban a la vuelta de la esquina. A nuestros oídos llegó el festival que por aquellos años acogía la capital portuguesa y llevaba por nombre Rock in Rio. A todos os será familiar pues ha estado en Madrid hasta el año pasado. El caso es que la fecha no podía ser peor, debíamos estar recluidos estudiando para salvar los muebles tras un duro año de fiestas y movidas varias. Pero somos gente inteligente, hombres distintos al resto ya que podemos hacer dos cosas a la vez (xd), asistir a un concierto y preparar los exámenes. No fue el caso, la mayoría "palmamos" más de una asignatura... daños colaterales que ponían la guinda a un festival de música supremo.

El caso es que la ciudad no la caté apenas. Ya sabéis como son estos macro-festivales, entre birra y birra no suele haber más de un par de minutos. Hasta aquí mi primera experiencia de Lisboa, mejor dicho, de Incubus, Metallica y Slipknot.

La segunda visita fue en el verano de 2012. En esta ocasión fui con mis amigos de toda la vida, cordobeses de los pies a la cabeza. Hablo de "Quislant y compañía". Resulta que cada vez que me dispongo a salir en Córdoba y mi madre, curiosa como todas las vuestra, pregunta "¿Con quién vas?", mi respuesta siempre es con "Quislant y compañia". Y no es que quiera más a mi amigo Rafael, para mí todos ellos son mis inseparables amigos de la infancia, así que pensándolo bien puede achacarse a su "grosor" en nuestra época adolescente, leve sobrepeso que le llevó a ser bautizado como "el Gordo". Ahora se ha puesto fuerte y todo pero para mí siempre será "el Gordo". Tal y como me pasó antes no he podido evitar hablar de mis amigos verdaderos, ruego me disculpéis y entendáis que a cualquiera de nosotros se le hubiera llenado la boca con palabras amables hacia sus inseparables.

Bien, en este segundo viaje nos quedamos en un Hostel en pleno centro, colindante con toda la zona de marcha de Barrio Alto. Los detalles del viaje ya os los podéis imaginar. Hubo un poco de todo: inmejorable compañía, turismo por las calles decadentes al tiempo que encantadoras de esta ciudad, tranvías que serpenteaban por cuestas empinadas al borde de dejar los raíles y provocar un accidente, mucha playa y por supuesto un par de noches de fiestuqui que en nuestro cuerpo las llevamos. Un viaje 10. Aún así no tuve la sensación de conocer la ciudad en condiciones, me faltaba una tercera visita.

Dicen que a la tercera va la vencida. Lamento decir que esta tercera visita no será la definitiva, que aún albergo ganas de volver y patear más en profundidad todas esas pendientes que te dejan las piernas doloridas al día siguiente. En este caso creo recordar que era Noviembre de 2013 cuando, en una de esas sesiones de entrenamiento en Carranque que ahora tanto añoro, surgió la posibilidad de organizar una Media Maratón Internacional. Laura y yo ya habíamos corrido en Edimburgo la temporada pasada, lo que no podíamos imaginar es que el número de atletas del Nerja subiría de 2 a 9 de una tacada.

En un primer momento Esther aseguró que vendría, con lo que se vaticinaba un trío en esta ocasión. Después fue Fernando, al que siguieron el encantador matrimonio formado por Manolo y María Jesús. Dicen que las parejas deben tener aficiones compartidas, enfrascarse en actividades de forma conjunta para así disfrutar más el uno del otro. El caso es que la mayoría encuentra difícil hallar un punto coincidente, sabido es por todos que la mayoría de los hombres nos desvivimos por una buena birra en el bar y un partido de fútbol o una pachanga con los compis del curro, tal vez ellas sean algo más complejas (acepto una tarde de compras por calle Larios, sin olvidar un buen cafelito para reponer fuerzas, jaja). Este matrimonio, al contrario que la mayoría, comparte una pasión deportiva saludable y apasionante: el atletismo de fondo. Los admiro en gran medida. ¿Dónde estábamos? A sí, dando nombres de los valientes espartan@s que completamos los 21.097 metros en Lisboa. Pepe el míster fue el siguiente junto con Ana. Y por último, como incorporación de última hora (lo que viene a equivaler en el mundo del fútbol a un fichaje que se deposita en la sede de la Liga de fútbol profesional a las 23.59 del día en que se cierra el mercado), tuvimos a la carismática Pipi. Sin olvidar a mi querida Esther, que nos brindó todo el apoyo psicológico que necesitábamos.

El primer paso, la inscripción, fue cumplimentado por todos antes del fin de 2013. Luego comenzó la organización: avión o coche, alquilamos furgoneta o no, búsqueda del hotel... El hotel fue resuelto casi de forma inmediata. Fernando, como todo buen viajero que se precie, nos dio a conocer su buscador de hoteles favorito: galahotels. Lo cierto es que casi todo lo que oferta está más barato que en booking, lo que me resultó sorprendente. ¡Cómo le gusta a mi buen amigo conocer mundo, sobre todo si se trata de países anglosajones! ¡Un hurrah por Fernando, hip, hip, hurrah! Mil gracias por ponernos el hotel en bandeja, un alojamiento que si bien no se encontraba muy cerca del centro, estaba a escasos 10 minutos a pie de la línea de salida. Luego volveremos al tema hotel, Fernando y Manolo no se escapan hoy...

Luego, tras efectuar una extensa búsqueda de vuelos y comprobar que la conexión Málaga-Lisboa, por mucho que os soprenda, no es directa, se optó por la opción de la carretera. Fue en este instante cuando el gran Manolo se instituyó en organizador oficial del evento. Él se encargó de buscar la furgoneta de alquiler que nos llevaría hasta Lisboa, elaboró un planning del viaje al detalle, incluyendo en los costes peajes y gasolina... Vamos, nos puso todo en bandeja sin pedir nada a cambio. Desde aquí, y aunque parezca repetitivo (es de bien nacido ser agradecidos), vuelvo a dar las gracias a este gran amigo y compañero.

Y tras todo lo expuestos, fijados los antecedentes del evento y puestos en situación. llegó el día tan esperado. 15 de Marzo, 07:15 de la mañana, Esther y yo somos los últimos en llegar tras buscar aparcamiento. Allí, en el lugar acordado (Antiguo Burguer King, frente al Vialia), nos aguardaban impacientes los otros 6 integrantes de la expedición. Manolo se puso a los mandos de la súper furgoneta Volkswagen e iniciamos ese largo viaje de carretera que en el horizonte nos esperaba.

Quien viniera con la intención de dar "una cabezada" en la furgoneta estaba muy equivocado. Los ánimos estaban a flor de piel, y sorprendentemente, digo esto por la hora de la mañana de sábado, todos íbamos con la adrenalina por las nubes y con muchas ganas de movida. La música empezó a sonar, María Jesús inició el cántico que a la postre se convertiría en melodía oficial de la aventura... y me refiero al: "¡BIEN!, ¡BIEN!, ¡BIEN!" y en definitiva, un aroma de júbilo y alegría se respiraba en el ambiente.

Con este buen humor llegamos a nuestra primera parada. Aún no habíamos llegado a Sevilla y la barrigas empezaban a ronear (sobre todo la mía, ¿Eh, María Jesús?). Digo esto porque fue durante este segundo desayuno (en mi caso), cuando María Jesús me dijo: "No sabía que comías tanto". La verdad es que tengo hambre a todas horas, según mi madre tengo más hambre que un perro chico. Hecha esta anotación cogimos una mesa y cada uno comió lo que su cuerpo le pedía. También vinieron las primeras fotos de equipo y de las que aquí aporto una.

El resto del viaje transcurrió sin sobresaltos. Al volante nos alternamos Manolo y yo, la música fue muy variada, y ya en tierras portuguesas nos dedicamos a exhibir la bandera española a todos los coches que pasaban a nuestros lado en plena autopista, mientras entonábamos melodías varias. La verdad es que fue un viaje muy ameno y divertido. Con este ambiente de gozo llegamos al hotel. He de decir que, para mi sorpresa, dos mujeres cogieron los mandos de las direcciones y mapa en mano nos llevaron a la puerta del hotel sin sopresalto alguno. Va a ser que las hembras y los mapas, después de todo, se llevan bien.

Tras instalarnos disfrutamos de un almuerzo al caluroso sol de Lisboa, sentados en un poyete frente a la entrada del hotel. Imagináos el percat: Hotel de cuatro estrellas, cuyo nombre era algo así como Almada bussiness, lo que llevaba a pensar que era frecuentado por empresarios para hacer sus negocios...Y allí estábamos nosotros, ocho españoles haciendo un buen picnic frente a la puerta del lujo y la exclusividad. ¡Lo mejor de todo es que nos importaba un comino!

Y después de saciar nuestro hambre, Manolo y Fernando descubrieron lo que a la postre sería la comidilla del viaje: Una mesa repleta de dulces, cafés y pijadas varias. ¡Qué peculiares somos los españoles! Es ver algo gratis, comida que está a tu alcance y por la que no tienes que pagar un dinero extra, y nos lanzamos a la presa como hienas hambrientas. ¿Cuántos pastelillos pudieron caer entre ambos? Yo tuve ocasión de ver la famosa mesa tras la carrera, y más que una mesa de té y pastas de un hotel de cuatro estrellas parecía el mostrador de una cafetería tras ser saqueado en plena Guerra Civil. Un torbellino había pasado por allí en forma de Manolo y Fernando, no dejando títere con cabeza.

Una vez hecho este apunte, que espero que no ofenda a nadie, entro de lleno en la excursión a Lisboa. Cogimos el coche y pusimos rumbo a la feria del corredor. ¡No veas el ambiente que allí había! Corredores y corredoras venidos de todos los rincones del planeta se agolpaban en las inmediaciones reclamando sus tan ansiados dorsales. Las instalaciones estaban muy bien montadas. Yo personalmente me quedo con el stand de Vodafone, el cual tenía cuidado hasta el más mínimo detalle... Ejem Ejem.

La bolsa venía más bien escasita. Una camiseta adidas de buena calidad era lo más destacado, así como las bananas de Madeira (Ay que ricas las bananas, Juani). Las vistas desde la entrada de la carpa también eran muy atractivas. En el horizonte se veía el puente 25 de abril, que ya nos aguardaba para albergar la salida de la prueba la mañana siguiente... Nos echamos numerosas fotos en las inmediaciones, de las que sin duda destaco la que aquí os muestro. Todo eran sonrisas y nerviosismo entre los miembros de la expedición, nerviosismo que fue bien gestionado por una acertada terapia de carcajadas... CONTINUARÁ












lunes, 24 de marzo de 2014

Mi Camino de Santiago particular - Un relato cargado de emociones (1ª PARTE)

Hace unos días, ordenando el cajón de la mesilla de noche en casa de mis padres topé con un pequeño cuaderno azul que, de inmediato, me arrancó una sonrisa de oreja a oreja. Mi mente tardó un segundo en rescatar de lo que se conoce en Psicología como memoría a largo plazo (en el vocabulario de andar por casa, el baúl de los recuerdos), la procedencia de la recién citada libreta. La adquirí en una papelería en Ávila allá por abril de 2012, días antes de embarcarme en la que sin duda sería una de las mejores experiencias que he tenido hasta la fecha: El Camino de Santiago.
Organizado en su totalidad por mis compañeras y sin embargo amigas, Marta y Lorena. 7 días de caminata y compañía inmejorables que me permitieron plasmar algunos sentimientos y emociones en el papel in situ.
Una vez hecha la presentación pasaré a transcribir de forma literal todo lo que me pasó por la mente, con fechas y horas incluidas.

21-04-2012    23:45
Primer día de trayecto y he de admitir que me encuentro considerablemente cansado. Sin embargo no es un cansancio físico, podría decirse que más bien padezco de agotamiento mental. Dormir en una habitación con más de cinco personas y en literas no es mi fuerte... ¡Menuda noche de vigilia que viví en el albergue de Triacastela la pasada noche! Hoy no se repetirá la historia.
Voy a resumir con unas breves palabras lo que he sentido en la jornada de caminata. Un total de 20 km, entre los pueblos de Triacastela y Sarriá. Paz, una calma interior que jamás había imaginado; Felicidad, por poder estar aquí viviendo esta experiencia con los compañeros; Sueño, mucho sueño, motivo por el que me despido hasta mañana. Good night.
22-04-2012      08:10
¡Ya en pie, desayunado y limpio! Listo para una nueva jornada... aprovecho que aún algún compañero más coqueta de la cuenta no está listo para inmortalizar algunos momentos más del día de ayer.
Llegamos al Monasterio albergue "La Magdalena" sobre las 14:30. Como era de esperar había dos dormitorios de grandes dimensiones, uno para chicas y otro para chicos. Según el recepcionista el albergue llevaba abierto al público un año escaso, tras haberse acometido una gran reforma que no pasaba desapercibida.
Soltamos las mochilas y Rober, Guadalupe, Juanma, Jose y yo partimos de inmediato rumbo al pueblo en pos de un buen menú del día.
El sitio elegido a raíz de un bien escaso debate (la barriga nos sonaba a todos) respondía al nombre de Mesón O'Tapas. De primero, una pasta casera exquisita. De segundo, Guadalupe y yo, haciendo alarde de nuestras esbeltas figuras (más la suya que la mía xd), pedimos merluza con ensalada. De postre, para no alterar esa dieta saludable, comimos piña.
Una vez cubierto el apartado alimentación, como todo buen español que se precie, la siesta vino a llamar a mi puerta. Los europeos se sorprenden de nuestra pereza pero toda buena costumbre va respaldada por una explicación cientifica probada, contrastada y todo participio que te venga a la mente e implique irrefutabilidad. El cuerpo humano, tras una comida copiosa, concentra toda su energía en la digestión, por lo que sentimos un cansancio inusitado.
Con la explicación de esta costumbre tan española cubierta prosigo con mi relato. El descanso dura escasos 20 minutos, mucho jaleo y alboroto (los nervios y la excitación propias de los primeros días). Algo que me soprende muy gratamente del albergue es la potencia de las duchas. Para mí es imprescindible en la consecución de una vida plena... xd. Me dejo en el tintero todo el recorrido de ayer, pero prometo acometerlo tan pronto como sea posible. Me despido que se han cambiado las tornas, los coquetas me están metiendo bulla a mí.
22-04-2012    12:06
Con algo más de medio camino completado, para ser más concretos un total de 12km de los 20 que unen Sarriá con Portomarín, decido hacer una parada en un precioso prado. Aquí en Galicia todo es un regalo para los ojos, mires donde mires ves tranquilidad, sosiego, naturaleza. El sonido de los pájaros solamente se ve interrumpido por algún grupo de peregrinos que conversa en un tono más elevado de lo considerado como aceptable.
Bien, hecha la introducción llega el momento de retrotraerse al día de ayer (lo prometido es deuda). Entre el tan esperado derbi y el trasiego y nerviosismo del primer día de ruta, no dispuse del tiempo que hubiera deseado dedicar a este diario. Como no, describí la comida y el descanso (mis grandes pasiones), dejando en el tintero lo más importante: la ruta y las emociones que consigo trajo.
En la jornada de ayer partimos del albergue Roberto, David, Juanma y yo, siendo aproximadamente las 09:30 de la mañana. Las primeras sensaciones fueron harto satisfactorias, se respiraba gran excitación en el ambiente. David contaba como hace 15 años había completado la misma etapa.
Cogimos el camino corto, ya que la noche anterior el dueño del albergue nos dijo que era la ruta más bonita. La otra opción, de unos 27 kilómetros, tenía el atractivo de pasar junto a un Monasterio, pero por lo demás no parecía merecer tanto la pena.
Volviendo a esos primeros instantes, en los que las bromas y el humor dominaban la conversación, un gran gozo me invadió tomando posesión de mis sentidos y mi conciencia. ¿Cómo podría describir la tremenda felicidad que en ese momento corría por mis venas? Recordaba como si fuera ayer aquel jueves de abril de 2010, en una pequeña iglesia de Córdoba junto con mis padres, cuando prometí hacer el camino de Santiago si mi sueño de convertirme en Inspector de Policía se hacía realidad. Exactamente dos años después aquí me encontraba, para no faltar a mi palabra, rodeado de compañeros y bromas fáciles que hacían el camino muy llevadero.
40 minutos escasos habían transcurrido cuando, sin previo aviso, rompió a llover. Al principio chispeaba levemente y continuamos caminando en grupo, pero al rato comenzó a llover a cántaros y lo que parecía ser un compacto pelotón, se seccionó.
David aligeró el paso, haciendo alarde de esa paciencia inquebrantable que le caracteriza (ironía...xd), mientras Roberto y Juanma se descolgaban hasta perderse en el horizonte. Yo quedé "entre dos aguas", nunca mejor dicho.
¡Ni se imagina mi madre cuánto pude acordarme de ella en esos instantes! Aquel sábado de Semana Santa cuando, gracias a su temible insistencia y a ese instinto de protección del que sólo ellas disponen, me "obligó" a comprar un gran poncho que incluso cubriera la mochila. Eternamente agradecido Mariví.
Y fue ahí cuando comenzó mi camino personal, la senda de reflexión y oración que se erige en el principal motivo por el que estoy aquí. Los que me conocéis sabéis de mi fé, la cual heredo de mis padres a mucha honra.
Fue entonces cuando me puse en oración con Dios y compartí con él las tres peticiones que ansiaba ver satisfechas como premio al gran sacrificio. La primera versa sobre la mujer de mi vida, Esther. Lo ha dejado todo para venirse a España conmigo, renunciando a su carrera, familia y amigos y así juntos poder disfrutar el intenso amor que nos profesamos. Que encuentre su sitio aquí, conozca a mucha gente que la quiera y algún día mi optimismo se le pueda contagiar. Sabe que estaré a su lado para lo que necesite.
En segundo lugar, y no por ello menos importante, se encuentra mi abuelo Ángel que en paz descanse. Él lo ha significado todo para mí, ha sido y será siempre mi referencia y mi mentor. Acógelo en tu seno y perdona todos los pecados que en vida haya podido cometer.
Por último, pongo en tus manos a mi hermano Carlos. Él es una de las personas más importantes de mi vida y se merece lo mejor. Ayúdalo a encontrar su sitio, aquel que le haga feliz, sea aquí o en otro país del globo.
Cambiando de tercio, y de vuleta a las sensaciones de la primera etapa, todo podría resumirse en una palabra: Tranquilidad. Un camino de naturaleza ideado para que el peregrino se encuentre a sí mismo. ¡Qué pueblos más bonitos! La mayoría consistentes en un par de casas, establos para el ganado y una pequeña capilla. Todo aquí está dispuesto para dedicarse por completo a la reflexión. Y tras la tempestad siempre llega la calma.
22-04-2012    17:30
Decía que tras la intensa lluvía el cielo se despejó milagrosamente para dar paso a un caluroso sol. Como veréis, y tras terminar la segunda etapa, sigo describiendo el primer día (no quiero dejarme nada en el tintero). Espero ponerme al día lo antes posible.
Vuelta al clima cambiante del primer día: en mi solitaria andadura, hice un alto en el camino para extraer de la mochila las gafas de sol y en su lugar, introducir el polar.
Llegué a un aislado pueblo con un bar (sí, sí, la vista no os ha jugado una mala pasada. Resulta que en España los pueblos se fundan con bares, xd). Las casas, de piedra antigua y aparentemente muy fría en su interior, quedaban a ambos lados de la calle principal. Decidí hacer una parada en este humilde bar del pueblo llamado Aguiada para sellar mi credencial de peregrino, y así, una vez en Santiago, si todo transcurre sin sobresaltos, poder solicitar la ansiada compostelana.
De paso compré una bolsa de frutos secos para obtener ese extra de energía que me llevaría a completar el último tramo de etapa.
CONTINUARÁ...