Queridos Reyes Magos, este año me
he portado de maravilla, aunque esto es algo que vosotros ya sabéis. Lo de “Magos”
no es un calificativo inerte, en absoluto. He intentado, día sí día también,
ser corresponsable, conciliador y, no menos importante, cariñoso. Porque ser
hombre y dar cariño a los tuyos, sobre todo a tus hijos e hijas, no es
incompatible. En el plano laboral también me he esforzado por ayudar a cada
hombre y mujer que nos ha necesitado. A mí y a mi equipo, por supuesto. En unos
casos lo hemos llevado a cabo con más éxito; en otros, con menos, pero siempre,
sin excepción, nos hemos dejado la piel para tenderle la mano a quien demandó
auxilio. La pasión por lo que hacemos es nuestro signo de identidad.
Dicho lo cual, sus Majestades
reales, pasaré a enumerar mis deseos para este 6 de enero. Espero que mi carta
de presentación sea motivo suficiente para darme estos “caprichitos”. Vamos
allá:
Queridos Reyes Magos, en primer lugar,
os quiero pedir un buen porte de esperanza, a ser posible en cantidades industriales.
Para mí, como no, y para todos aquellos – y aquellas - que dedican su tiempo y
sus esfuerzos a la búsqueda de la igualdad. Me refiero a aquella que persigue
poner en un mismo escalón a hombres y mujeres, en lo que a derechos y oportunidades
se refiere. Esperanza para seguir creyendo en la meta, para continuar, paso a
paso, caminando en la dirección adecuada. Traedla, por favor, porque tirar la
toalla nunca ha sido – ni será – una opción.
Queridos Reyes Magos, en línea
con mi primera petición os pido, para los y las que no creen en esta justa
causa, un saco repleto de gafas violeta. O moradas, que para el caso es lo
mismo, a ver si con ellas puestas consiguen dejar de ver la realidad tan distorsionada.
Dicen mis amigas feministas, y yo lo comparto, que una vez te las pones es
imposible quitárselas. ¡Pues claro! ¿Quién podría darle la espalda e incluso, poner
obstáculos, a algo tan sensato? Lo creáis o no, todavía quedan muchos (y
muchas, of course) que niegan lo evidente. Lo dicho, gafas moradas a
tutiplén.
Queridos Reyes Magos, por último,
no puedo dejar de pediros por las familias y amistades de las 55 mujeres
asesinadas en el contexto de la violencia de género en lo que va de este año. Hablo
de los casos confirmados por la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género,
porque, aparte de ellas, existen 3 casos que se encuentran actualmente en
investigación. Traedle consuelo, en la medida de lo posible, para superar esta
injusticia de magnitudes colosales. Espero que dentro de unos años (los
mínimos, si no es mucho pedir) echemos la vista atrás y pensemos: “Cómo era
posible, allá por 2019, que casi 60 mujeres fueran asesinadas por sus parejas o
ex, por el simple hecho de haber nacido, precisamente, mujeres”.
Queridos Reyes Magos, habéis
podido comprobar que no he sido excesivamente “pedigüeño”, como diría mi santa
madre. He querido ir al grano, para que nada se os pase y así poder tener todas
mis peticiones satisfechas. Gracias de antemano por vuestro esfuerzo y dedicación.
P.D.: Os dejo un par de vasos de
leche para los camellos y un plato de mantecados para vosotros debajo del
árbol. Un fuerte abrazo, Álvaro.