UN SÁBADO CUALQUIERA EN CÓRDOBA

UN SÁBADO CUALQUIERA EN CÓRDOBA
UNA DE BUENOS AMIGOS

lunes, 26 de junio de 2017

Trabajar en pos de la igualdad de oportunidades

Hola de nuevo bloggers! Me alegra estar de vuelta por estos lares, después de otro "parón" inesperado. Por más que me esfuerzo en alimentar mis pasiones, la rutina parece salir victoriosa y me aleja de estos pequeños placeres... Me ha ganado varias batallas, pero la guerra todavía está en su punto álgido. No soy yo de tirar la toalla, ni mucho menos.
Decía que me congratula regresar a mi espacio, donde me siento seguro. Hoy, aprovechando que tengo el día libre para cuidar de Óliver - ha cogido otro de los famosos virus de la guarde -, os hablaré de un tema que, por desgracia, sigue ocupando portadas a diario.
Para los que no me conocen, tengo la suerte de estar al frente del Grupo de Investigación de la Unidad de Familia y Mujer (U.F.A.M.) de la Comisaría Provincial de Málaga. Se trata de una Unidad integrada por 11 Policías especializados en la investigación de delitos de violencia de género - en su concepto amplio -, violencia intrafamiliar y aquellos que atentan contra el plano más íntimo del ser humano, la libertad sexual. Quería que entendiérais mi grado de implicación en la materia, el porqué de invertir esfuerzos en pos de esta difícil empresa. Espero haber tenido éxito.
Mi trabajo es sencillamente apasionante. Que conste que no lo digo por seguir el guión, ni a modo de cliché o algo parecido, nada más lejos de la realidad. Y eso que no lo elegí... ¿Ah no? Un no rotundo. Aquí donde me véis quería algo con una menor carga emocional, algo que policialmente hablando pudiéramos tildar de más operativo. Sin embargo, una Comisaria tuvo a bien concederme esta responsabilidad, convencida - como así me dijo aquel día - de que mi desempeño estaría a la altura (y es que las arengas de este tipo, en nuestros pequeños mundos laborales, no deben olvidarse). Dos años después de ese día debo decir que no quiero cambiar. Trabajar en equipo y ayudar a las personas son las dos variables que conforman la ecuación perfecta de mi actual felicidad. Dicho así suena hasta fácil, fíjate, cuando en realidad no tiene ni un ápice del calificativo. Formación, buen ambiente, reparto equitativo de roles, llantos, familias destrozadas por el germen de la violencia, estrés y un largo etcétera que culmina con un SATISFACCIÓN en mayúsculas - la guinda del pastel. Qué bien suena ésta última, ¿no os parece? De hecho la voy a usar para contaros algunas de las últimas ocasiones en las que la he sentido.
Satisfacción cuando los padres de una niña de 15 años se presentan en Comisaría desesperados, conocedores de que su pequeña está saliendo con un maltratador. En cuestión de 7 meses se ha escapado de casa en numerosas ocasiones, ha dejado el instituto, ha interrumpido un embarazo, ha limitado su círculo social a este niño - pues él también es un adolescente- que le exige exclusividad, etc, etc. Conclusión: Unos padres destrozados porque su hija no es capaz de darse cuenta de la situación.
A día de hoy, tras un duro trabajo de mi Equipo, la chica ha reconocido su condición de víctima, lo ha denunciado y está recibiendo tratamiento psicológico para superar el bache. Pero más importante que todo esto ha sido su actitud receptiva: él no te quiere, los celos no son una conducta que demuestra amor, tu relación con este chico es tóxica. Todavía está emocionalmente muy afectada, pero no me cabe duda que con el apoyo de sus seres queridos y una buena decisión judicial saldrá adelante.
Satisfacción de haber ayudado a una joven que llevaba sufriendo acoso sexual en su lugar de trabajo el último año y medio a manos de su jefe. No olvidaré aquella mañana del primer de junio cuando se plantó en mi despacho, empujada por dos compañeros de oficina, para narrarme las barbaridades que este señor - por llamarlo de alguna manera -, le hacía. Algun@s os estaréis preguntado: ¿Por qué no se marchó de allí antes?, ¿Cómo pudo aguantar la situación tanto tiempo? Preguntas ambas comunes para aquel que "ve los toros desde la barrera". Intentaré explicarlo.
El acosador suele tener una personalidad narcisista, es alguien que se siente muy seguro de sus habilidades y ostenta una posición de superioridad. Tampoco sería descabellado que tuviera algunas pinceladas de psicopatía... Muy inteligentes y calculadores, duchos socialmente; cualidades que unidas suelen conducir al éxito. De esta manera, consigue acercarse a su víctima de una forma muy hábil, ganándose su confianza a un ritmo frenético. Los comentarios al principio son agradables, aplaudidos por su entorno e incluso por la futura víctima. Sin percibirlo la amabilidad comienza a tornarse en faltas de respeto leves, para progresivamente pasar a comentarios de tono sexual que lejos de ser criticados por los demás trabajadores siguen siendo, de hecho, reforzados - con risas y otros incentivos de un amplio repertorio. Cuando te quieres dar cuenta ha abusado de ti - por ejemplo, un tocamiento lascivo - o te ha propuesto una relación sexual desde su posición de privilegio (no olvidemos que es tu jefe, quien paga tu nómina al final de mes). Toda esta red tejida a conciencia convierte a la mujer que consigue salir de ella en una auténtica valiente, una luchadora.
En el caso que nos ocupa, dos cargos directivos intermedios de la empresa se ofrecieron a declarar a su favor y le dieron el empujón que necesitaba - los mismos que meses atrás le reían la gracia -. Así fue, dos hombres "hechos y derechos" con los ojos empañados por las lágrimas, mientras me narraban cuán arrepentidos estaban de no haberle parado los pies antes. Eso, por sí solo, los honra.
 Volviendo a la chica, no podría obviar que después de interponer la denuncia nos fundimos en un abrazo que jamás olvidaré. No sé quién ni cómo se inició, lo único que sé es que fue sincero, cálido. No hay nada como empatizar con aquel que te necesita.
Días despúes, ya en el Juzgado, la misma mujer me preguntó: "¿Todavía das abrazos?"; sin dudarlo, respondí: "Por supuesto"; y en cuestión de segundos volvíamos a entrelazarnos durante un largo intervalo de tiempo - que en realidad pareció corto -. Por estos momentos amo lo que hago.
Por último, satisfacción por mi actual posición, privilegiada en la lucha por la igualdad. El mito del amor romántico sigue muy arraigado en la juventud - "me controla porque me quiere, él solo busca lo mejor para mí" -, tanto que con las nuevas tecnologías ha cogido hasta mayor impulso (me remito al primer caso). A este mito unimos la educación, que desgraciadamente sigue siendo en desigualdad. Un ejemplo claro que me da la razón es el segundo caso que os he contado: los micromachismos siguen muy arragaidos en la sociedad. "Mi jefe hace continuos comentarios sexuales, alusiones inapropiadas a compañeras de trabajo, y yo - en un alarde de virilidad - le río las gracias, lo empujo a seguir haciéndolo..." Todo lo contrario a una educación en perspectiva de género. Toca seguir luchando.
Nos vemos en la próxima que espero no se demore. Sed felices.



domingo, 18 de junio de 2017

Introducción a los abusos sexuales

Hoy me gustaría hablaros de algo que, por desgracia, se está volviendo común en las noches de ocio. Se trata de los abusos sexuales. La juventud actual, y desde hace ya varias décadas, es propensa a salir en horas nocturnas y a consumir grandes cantidades de alcohol - en algunos casos, también otro tipo de drogas -; factores que se unen para generar un caldo de cultivo apto para esta modalidad delictiva.
En primer lugar considero que no está de más transmitiros que este bloggero, no hace mucho, se encontraba dentro del colectivo bautizado como "juventud" - que conste que todavía me veo joven, aunque la paternidad me haya sacado de un plumazo de la noche -(XD). Y es que tuve la suerte de cursar mis estudios universitarios en la ciudad de Granada. Durante esta etapa, no fueron pocas las salidas nocturnas - botellón incluido - en compañía de mi grupito de amigos, llegando a consumir un volumen de alcohol considerable. Tomemos para este post la siguiente definición de considerable: una borrachera de campeonato, capaz de deshinibirnos e incluso hacernos "tambalear" en la sala de baile.
Puestos en situación, pasaremos a dar un concepto de abuso sexual "para andar por casa". Es un acto de naturaleza sexual llevado a cabo sin el consentimiento de la víctima, varón o hembra, aunque por motivos obvios de mayor incidencia me centraré en el sexo femenino - un saludo poco cordial, patriarcado. Por tanto, cualquier conducta de implicación sexual, i.e. un tocamiento de un glúteo; se puede incluir en esta definición. Así es, ese acto de hombría - modo irónico ON - que multitud de varones llevan a efecto en la discoteca, agarrando el trasero de aquella chica mona que pasa a nuestro lado, es un delito. Se dice pronto...
Con afán de alcanzar una buena comprensión os pondré varios ejemplos: un abuso sexual es un tocamiento llevado a cabo al descuido, i.e. en la vía pública, un individuo aprovecha que la chica camina con sus ojos fijos en el móvil para acariciarle un pecho y salir corriendo; un abuso sexual también es considerado cuando la joven - digamos, por ejemplo, 20 años de edad- se encuentra bajo los efectos del alcohol y su nivel de comprensión y entendimiento de sus actos está visiblemente reducido; aprovechando el chico para agarrarla por la cintura en la discoteca y besarla (por su estado, la chica no es consciente de lo que ocurre y no se niega expresamente al beso). Éste segundo caso es el que más me interesa y sobre el que pondré el foco.
A veces, por cómo nos han educado - otro saludo no afectuoso, dichoso patriarcado -, creemos que un "no" por respuesta no es definitivo. "Se está haciendo la dura; insiste que seguro que al final cae; deja que se tome un par de copas más y la tendrás a tiro..."; entre otros pensamientos machistas y por desgracia, muy comunes. Pues permitidme que os diga que un "no" es más bien un "no", y con él lo que la chica os está transmitiendo es su desinterés en el pretendido acercamiento. No insistáis; no presionéis; no abuséis... Mejor buscaros a otra - ¿Será por mujeres en el mundo?-. Tomadlo como un consejo que vale su peso en oro: si insistís, si presionáis, podríais estar cometiendo un delito que, en su tipo básico, tiene prevista pena de prisión de 1 a 2 años. Gracias Álvaro, lo tendremos en cuenta. Y encima "de gratis", para que luego os quejéis.
Álvaro, ¿Y qué ocurre si no me ha dicho que no, pero va considerablemente borracha? Peor me lo pones, recula y sal de allí. No se encuentra en condiciones de darte un no por respuesta. A sus amigas: si la queréis, acompañadla a casa. De nada.
Hasta ahora hemos hablado de "abusillos": tocamientos de carácter lascivo al descuido, besos robados - la clásica cobra -, y otras conductas que penalmente no revisten una gravedad reseñable. Sin embargo, ¿Qué ocurre cuando la presión nos lleva a practicar sexo?; ¿Qué pasa si con esa joven en estado semiinconsciente llego al coito? Bien, ahora sí debéis preocuparos. Más aún, acongojaros, porque como a esa joven "facilona" (con todo el tono irónico del mundo mundial) le de por interponer denuncia, os arruina la vida. Tal y como habéis leído, estaríamos ante un delito agravado de abuso sexual. Houston, tenemos un problema - de dos pares de cojones, chaval...-
La intención inicial de este post era ser muy incisivo, transmitir un mensaje directo y claro. Mi intuición me dice que con lo que os he dado es suficiente, que no es necesario ahondar más en la materia. Seguiré mis instintos: si estás pensando en salir a ligar el próximo viernes, adelante, puede ser tu noche. Pero por favor, no olvides estas tres recomendaciones: sé respetuoso, acepta un no por respuesta y no intentes "llegar hasta el final" si ella está afectada por el alcohol. Habrá más citas si te comportas como un caballero, de eso no me cabe duda. Por una ciudad libre de abusos sexuales.
Feliz domingo queridos lectores!